lunes, 16 de septiembre de 2013

UN SOLO MAPA DE LA CORDILLERA




San Martín, poseía además algunos planos de la cordillera, y uno, hecho a base de ellos, debió ser el que envió él a Pueyrredón, y al que éste se refería en carta del 24 de enero de 1817, si es que el término "plano" no equivale a proyecto. A lo menos para el Paso de Uspallata pudo contar San Martín con un plano bastante discreto, como es la Carta Esférica de la parte interior de la América meridional para manifestar el camino que conduce desde Valparaíso a Buenos Aires, construido por las observaciones astronómicas que hicieron en estos pasajes en 1794 Don José de Espinosa y Don Felipe Bauzá, Oficiales de la Real Armada, en la dirección Hidrográfica.
Es éste el único que conocemos, anterior al cruce de los Andes por San Martín y que pudo serle de alguna utilidad. Consta positivamente que no conocía el General en Jefe plano alguno de la cuesta de Chacabuco, a lo menos con los detalles que creía imprescindibles, y que, antes de la batalla de ese nombre, los ingenieros Arcos y Alvarez Condarco pasaron los días 10 y 11 de febrero levantando un croquis de las serranías, a cuyo efecto contaron con la protección de varias guerrillas de infantería y caballería. Los baquianos, conocedores de toda la ruta, eran pocos, siendo uno de ellos un tal Francisco Oros. Los más sólo conocían algunos sectores. Esto obligó a establecer, como escribe Ornstein "un servicio escalonado de baquianos". 
Pero aunque poseyera los mejores 
mapas ahora existentes, y aunque contara San Martín con los más avezados baquianos, no ignoraba que unos pocos soldados enemigos, estratégicamente colocados en los pasos más difíciles de la cordillera, podían deshacer y aniquilar al más numeroso y poderoso ejército, y por eso, antes de emprender la marcha, realizó una sagacísima guerra de zapa (guerrilas), persuadiendo al enemigo que invadiría por el norte y por el sur, esto es, por Paso Guana, que sale algo al sur de Coquimbo y La Serena, y por el Paso del Planchón, que sale en un punto entre Curicó y Talca, y por esos lados envió algunas tropas. Sólo despistando así al enemigo pudo llevar el grueso del ejército por el Paso de Los Patos y enviar una fuerte división, con toda la artillería por el Paso de Uspallata. De no haber desorientado así al enemigo, que contaba con 5.020 hombres y 30 piezas de artillería, el ejército patrio había tenido que pasar lances muy peligrosos.




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